El mundo actual suele ser un lugar difícil para la gran mayoría de las personas, La vida casi siempre es más complicada de lo que parece. Llevar adelante un proyecto de vida plantea una serie de desafíos para lo que es mejor estar preparados física y mentalmente; para algunos, vivir solo cuesta vida, para otros es una cuestión de supervivencia y para muchos otros la vida es un camino eterno en busca de la felicidad. Para poder sortear los obstáculos y peligros que posiblemente se nos presenten es indispensable ser libres, poder moverse con libertad, sucede que muchas veces vemos nuestra libertad de pensamiento alterada por una infinidad de condiciones. Solemos creer que en nuestro interior somos libres, nuestra mente es nuestro último refugio, un lugar seguro en donde nadie nos puede decir qué pensar o hacer, pero resulta que también ahí, muchas veces, también perdemos nuestra libertad, ahí es donde entra un profesional de la salud mental cuyo esfuerzo primordial está en asistir a las personas a recuperar su libertad de pensamiento. Ahora bien, ¿cómo suele manifestarse está pérdida de libertad? Más allá del diagnóstico, nos permitimos nombrar algunas.
Psicodiagnóstico
La administración de test de evaluación psicodiagnostica constituye conjuntamente con el análisis comparativo de la descripción de los síntomas por parte del paciente durante la entrevista de admisión, la columna vertebral sobre la que se sustenta la elaboración del tratamiento más apropiado para la corrección del carácter limitante que todo síntoma o afección produce y que motiva la consulta.
¿Cómo entendemos al Psicodiagnóstico?
Empezando por la psicología clínica, como rama especializada de la psicología que abarca tanto la prevención primaria como el psicodiagnóstico y las técnicas terapéuticas, que posibilitan la modificación de las conductas desadaptadas.
¿Qué es el psicodiagnóstico?: Es el empleo de técnicas psicológicas que nos permiten detectar aquellos aspectos de la personalidad que nos interesa conocer, en función del objetivo que nos planteamos al planificarlo, de acuerdo al campo de trabajo (clínico, laboral, familiar, etc.)
Una de las primeras cuestiones acerca de la psicología es el método a utilizar para estudiar los diferentes aspectos de la personalidad. El método es el hipotético deductivo, entonces el psicodiagnóstico como tributario de la psicología usará dicho método y aunque en una primera división de la psicología en las ramas experimental por un lado y clínica por el otro la diferencia entre ambas no es el método sino la técnica instrumentada.
La corriente experimental: trata de comprobar el surgimiento de variables peculiares, la corriente clínica: trata de hallar diferencias individuales consistes, estables en todo ser humano.
Sobre el lugar que ocupa el proceso psicodiagnóstico en la psicología, para algunos es un simple auxiliar de la investigación experimental y para otros la base fundamental para la comprobación de hipótesis dentro del campo clínico.
Métodos y Técnicas
Clínica
El clínico está formado en el conocimiento de la personalidad en sus distintas etapas de desarrollo, en su funcionamiento normal o patológico, individual o social.
Existen diferentes métodos tributarios del método clínico.
Método introspectivo: hace referencia a la autobservación, que podía ser asistemática o científica. Algunas principales objeciones a este método son la carga de subjetividad relacionada con factores emocionales y por otro lado sus limitaciones ya sólo podía ser empleado por un adulto sano.
Método Experimental: Se valoriza al experimento como forma metódica fundamental en el conocimiento de los fenómenos psíquicos. Permite mayor objetividad.
Los objetivos son
• Autorizar la repetición de los procesos objetos de estudio
• Establecer adecuadamente las variables a investigar, variable independiente (estímulo) para provocar un reacción (variable independiente)
• Establecer relaciones entre los hechos psíquico y somáticos y determinar los primeros con una medida fija y reproductiva
• Determinar variaciones individuales
En la experimentación hay dos grandes líneas, los que estudian funciones simples y los que estudian las diferencias individuales, estos últimos fueron los que luego desarrollaron la psicometría madre del actual proceso psicodiagnóstico.
La relación del método experimental con el psicodiagnóstico es la siguiente:
Por un lado la experimentación sirve para la construcción y validación de técnicas y por el otro las técnicas psicodiagnósticas son empleadas como variables independientes convirtiéndose en el instrumento de evolución del aspecto de la personalidad que nos interesa analizar.
Metodología objetiva: Tenemos como representantes al conductismo y a la reflexología.
Objetivo se considera a tos aquello que se verifica por medio de la vista o a través de aparatos. Los fenómenos psíquicos quedan por fuera y se focalizan solo en la conducta.
Uno de los principales aportes de esta doctrina son sus investigaciones respecto del funcionamiento cortical en cuanto a su relación con fenómenos psíquicos.
Se le critica su concepción antropológica materialista, mecanicista.
Método Fenomenológico: Basado en la reducción eidética y propiamente fenomenológica. Su iniciador fue Edmund Husserl.
El objetivo es orientar al pensamiento hacia la actividad previa al juicio mediante la triple reducción o epoge: excluir lo subjetivo, lo teórico y la tradición, luego se realiza una descripción y la colocación entre paréntesis de lo no esencial, lo que queda es la esencia.
Retorno a lo concreto, aprehensión directa del fenómeno sin presupuestos.
Mas tarde con Heidegger el método fenomenológico se constituye en método existencial, aquí lo característico de la conciencia es el estar constantemente referida al mundo, el fenómeno es el dassein, es decir, ser-en-el-mundo.
En el psicodiagnóstico la descripción fenomenológica no es más que una forma especial de relación con el otro yo que delimita el campo de investigación específico del psicólogo.
Método Clínico: se utiliza para estudiar en profundidad al individuo sano o enfermo, empleando para ello la entrevista, las técnicas de exploración de la personalidad y la observación sistemática de la conducta.
Se deben utilizar tests para captar material clínico que se oculta, el test es para el clínico no sólo un instrumento de medida y verificación, sino un reactivo, un revelador.
Angustia
• La angustia, generalmente suele ser inespecífica (no sabés bien por qué te sentís tan mal), otras veces te angustias por cosas que para los demás son insignificantes y otras veces tus temores están muy bien justificados, otras tantas la angustia no tiene explicación pero la sensación de inquietud, incertidumbre y desamparo no te deja vivir plenamente.
• Si te sentís algo intolerante, inestable y contradictorio y todo esto te genera cierta agresividad que deriva en remordimiento, quizá sea hora de venir a verme.
• Si sentís que la gente no te entiende, te desencantas muy a menudo con personas que te parecían en principio muy interesantes, si das todo de vos y pensás que recibís muy poco a cambio; te pasa bastante seguido que discutís con compañeros de estudio, trabajo o familiares, que no entienden razones y que por todo esto tu vida se va tornando algo solitaria; sentís que la gente no te valora y nada te satisface demasiado, quizá sea momento de un cambio, ¿no?
• Cuando te pasa casi siempre que tenés ganas de hacer cosas, y terminas no haciendo nada, te invaden la duda, los pensamientos que casi nunca suelen llevarte a nada concreto. Tu ideas son buenas pero llevarlas a la práctica implica toda una confusión y un desencanto y sentís que entraste en el mundo de las obsesiones y de los actos compulsivos, quizá sea buen momento para una consulta.
• Si la vida te parece un continuo de fracasos o de experiencias fallidas, qué siempre te pasa lo mismo, si es una constante que no podes disfrutar cuando las cosas te salen bien y de alguna manera te acostumbraste a la idea de que siempre va a haber algo que te va a salir mal en lo que sea que te propongas, eso tiene solución.
Depresión | Melancolía | Tristeza
Cuando el afecto predominante es el sentimiento de una profunda tristeza y ansiedad, inhibición general, improductividad, dolor moral, enlentecimiento e inhibición de las funciones psíquicas y motoras podemos estar en presencia de una depresión. El signo central de todo esto es la abulia, esto significa falta de voluntad, aunque persista el deseo, se hace casi imposible emprender alguna actividad. Te invade un sentimiento de impotencia y falta de vitalidad, una sensación de que casi nada vale la pena. Es probable de que tengas la idea persistente de que hay algo realmente mal en vos, muchas veces tu autoestima te juega una mala pasada y esto no hace otra cosa que empeorarlo todo. Si últimamente pensás que ya no te interesa tanto lo que pasa ahí afuera (en el mundo), ya bastante tenés con tus propios problemas y tampoco querés molestar a los demás con tus dramas, tenés que saber que siempre hay una salida, la más práctica quizá sea la de consultar con un profesional ya que hay varios tipos de depresión y según cada caso la estrategia a implementar será diferente.
Ansiedad
Para hablar con propiedad tenemos que hablar de trastornos de ansiedad. Dentro de este campo están incluidos la crisis de angustia o panic attack, la agorafobia y sus variantes, las fobias específicas, el trastorno por estrés postraumático, el estrés agudo, el trastorno de ansiedad generalizada, y obviamente los trastornos por ansiedad que surgen por problemas médicos o el inducido por sustancias.
¿Qué podemos decir de la crisis de angustia?, en principio hay que decir que por lo general estas crisis aparecen asociadas a otros trastornos, las crisis de angustia siempre se deben a otras cosas, uno no está angustiado porque sí, aunque en ocasiones no sepa porqué se siente así.
¿Cómo reconocer la crisis de angustia? La aparición súbita de miedo o malestar intenso sin que haya una situación de peligro real, también viene esto acompañado de síntomas somáticos como pueden ser palpitaciones , temblores, sensación de ahogo, aturdimiento, molestias abdominales, miedo a perder el control o volverse loco, escalofríos, nauseas y una necesidad terrible de huir del lugar. Por supuesto esto no se da todo junto pero al menos 4 de estos síntomas que aparecen súbitamente y un lapso de unos 10 minutos tienen que aparecer para considerar al episodio crisis de angustia o panic attack.
Las crisis de angustia pueden surgir de forma inesperada, es decir, no se las podría asociar a estímulos ambientales o internos, pueden ser situacionales ante la expectativa de exposición a cierto desencadenante situacional y tenemos las crisis provocadas por una situación determinada.
Lo inesperado de las crisis de angustia es clave para poder diagnosticarla, uno puede sentirse angustiado por cuestiones situacionales o predispuestas pero esto solo no alcanza.
Otro foco de ansiedad es la agorafobia, aquí la ansiedad aparece en lugares o situaciones donde escapar puede ser difícil o vergonzoso, o lugares en donde si surge una crisis de angustia con sus síntomas característicos uno no tendría la ayuda necesaria, el miedo a esto provoca un sin fin de conductas de evitación.
En ocasiones luego de una crisis de angustia podemos tener lo que se da en llamar trastorno de angustia, esto es crisis recidivantes, que quiero decir con esto, nos quedamos con la preocupación persistente y el miedo de volver a padecer una crisis, es una clase es expectativa que es muy negativa porque condiciona nuestra conducta y nuestro estilo de vida en forma significativa aunque estas crisis son de menor intensidad que los panic attack.
Los diferentes tipos de trastornos de ansiedad tienen consecuencias diversas en la vida las personas que los padecen. Es importante lograr discriminar tal o cual trastorno para lograr un diagnóstico correcto y así poder planear un curso de acción acorde.
Adicciones
En lo que respecta a adicciones bien podemos decir que es un campo extenso, con diferentes tipos de adicciones, sin embargo tengo que reconocer que no están en mi área de experiencia clínica ni las ludopatías (juego patológico), ni demás trastornos del control de los impulsos que impliquen solamente la realización de una acción (la acción en sí misma es adictiva); en estos trastornos lo que sucede es que uno percibe una tensión interna antes de realizar un acto y después experimenta mucho placer en el momento de llevarlo a cabo, tal es el caso del juego patológico, la cleptomanía, la piromanía y demás.
En términos generales cuando hablamos de adicciones hablamos de problemas con las drogas, ya sean lícitas o ilícitas. En estos casos también hablamos de trastornos de control de los impulsos.
Una vara para medir el estado de la relación que uno tiene con las drogas está en el tipo de respuestas a ciertos interrogantes tanto propios como ajenos, si alguna vez le respondemos a alguien o a nosotros mismos: “es un tema que puedo manejar”, “las drogas no son un problema para mí”, “nunca tuve problemas serios con las drogas”, “sé cuando parar”, etc. El hecho de que estos pensamientos se nos hayan cruzado por la cabeza ya implica justamente que las drogas ya están complicando algunos sino todos los aspectos de nuestras vidas.
En este apartado voy a intentar explicarles brevemente lo que pasa con algunas drogas y como afectan las vidas de los que las consumen.
En términos algo más formales podemos definir a la adicción como un trastorno que se produce por el consumo de sustancias en forma permanente y desarrollando con las mismas un vínculo de dependencia incoercible. La dependencia está determinada por signos de tolerancia a las drogas, por una conducta de búsqueda compulsiva de la sustancia y, si se suspende el consumo, se genera una crisis de abstinencia. La tendencia a las recaídas es algo habitual si no se trata el tema seriamente.
En esta definición podemos ver palabras relevantes que se manejan habitualmente en estas problemáticas, veremos qué quieren decir:
Dependencia: Es el vínculo psíquico entre el adicto y la droga, se trata del impulso a consumir en forma periódica o continua para obtener placer o aplacar el dolor. La dependencia significa que hay síntomas fisiológicos, cognoscitivos y de comportamiento que indican que la persona continúa consumiendo la droga, a pesar de la aparición de problemas importantes relacionados con esto. A mi entender la dependencia psíquica es la más significativa.
Se puede decir que uno se vuelve dependiente de las drogas cuando aparecen estos síntomas:
Tolerancia:
Es un estado de progresiva adaptación a la droga que se produce con la administración prolongada de la misma, por lo tanto se necesitan dosis cada vez más altas para producir el mismo efecto. También se la puede entender como una baja en el efecto deseado usando siempre la misma dosis. El grado de tolerancia varía ampliamente según el tipo de droga, más abajo hablaré sobre lo que pasa con las diferentes drogas.
La abstinencia:
Es un síndrome con manifestación de síntomas psíquicos y físicos dolorosos que difieren mucho según el tipo de droga utilizada, es un malestar clínicamente significativo, se da cuando disminuye la concentración en sangre de la sustancia que la persona ha estado consumiendo en forma prolongada y en grandes cantidades.
Búsqueda compulsiva:
Es una necesidad irresistible de consumo, muchos de nuestros recursos de atención y memoria están enfocados en cómo conseguir las drogas, cuando las cosas ya se pusieron realmente difíciles, casi no pensamos en nada más.
¿Cómo reconocer que nuestra vida empieza a girar en torno a la droga?
• Cuando la sustancia es tomada con mayor frecuencia, en cantidades mayores y generalmente durante más tiempo del que se tenía pensado, es decir, uno se auto-impone límites pero muy frecuentemente termina traspasándolos.
• Uno tiene el deseo de parar, hace esfuerzos para controlar el consumo solo para fallar una y otra vez.
• Uno pasa mucho tiempo en actividades relacionadas con la obtención de la sustancia, en el consumo de sustancia, o en la recuperación de los efectos de la sustancia.
• Cuando se da una reducción importante de actividades sociales, laborales o recreativas debido al consumo de la sustancia.
• Se continúa con el consumo a pesar de tener conciencia de problemas psicológicos que parecen causados o exacerbados por el consumo de la sustancia.
Es necesario hacer una diferenciación entre la dependencia de sustancias y el abuso de sustancias, para hablar de abuso de sustancias no hace falta tener en cuenta la tolerancia, la abstinencia ni la búsqueda compulsiva sino solamente de las consecuencias que produce el consumo repetido de sustancias.
También en este punto resulta útil hacer una distinción entre el uso y abuso de sustancias, quizá popularmente uno habla de abuso de una sustancia cuando se ve un exceso del uso de la misma, esto podría implicar que mientras haya un uso moderado de las drogas, en principio no habría problemas. Esto contrasta con un principio universal de algunas drogas, y es el hecho de que son adictivas, la relación química que se de entre la sustancia y el organismo hace que uno necesite cada vez más cantidad para producir el mismo efecto y esto termina trayendo consecuencias muy negativas en todos los niveles. El uso casi inexorablemente nos lleva al abuso.
Ya aclaramos de que se trata la dependencia, ahora veremos brevemente de que se trata el abuso de drogas, aquí podemos encontrarnos con conductas desadaptativas tales como faltar al trabajo o a la escuela, tener un rendimiento muy pobre, por otro lado puede haber consumo de drogas en situaciones en las que hacerlo implica un peligro físico (manejar un auto o maquinaria bajo los efectos de la droga). Puede haber problemas con la ley, arrestos por comportamiento escandaloso, y también se puede dar el caso en el cual se sigue consumiendo droga a pesar de tener problemas sociales, interpersonales, problemas de pareja relacionados con el consumo.
Como dije antes voy a mencionar lo que pasa con algunas drogas:
Cannabis (marihuana, porro, faso, hierba, caño, churro y demás)
El principio activo del cannabis (la planta con la que se produce la marihuana) es el delta-9-tetrahidrocannabinol o, abreviando THC, el contenido de THC en la marihuana varía mucho según la calidad de la producción, sin embargo se puede afirmar que con el paso de los años se notó un incremento de esta sustancia en el producto final. Cuando hablamos de dependencia en el caso de la marihuana vemos que hay un consumo compulsivo que conlleva problemas asociados tanto laborales, sociales, de aprendizaje, y relacionales. Cuando el consumo es crónico se desarrolla tolerancia a la droga (se necesita cada vez más para producir el mismo efecto). En el caso de la abstinencia, aunque hay síntomas asociados estos no tienen una significación clínica muy clara, sin embargo hay que mencionar que después de un consumo intenso puede aparecer la irritabilidad, ansiedad acompañadas de temblor, sudoración, nauseas, alteraciones del sueño y del apetito. Es probable que las personas que tienen problemas con la marihuana también tengan problemas con drogas más peligrosas. Se invierte mucho tiempo en buscar y consumir la droga lo que interfiere con cualquier otra actividad que tenga que desarrollar, ya sea el trabajo, el estudio, las actividades recreativas, etc. Las personas siguen consumiendo la droga a pesar de los problemas que le traen, tales como la disminución de la actividad, falta de voluntad, vagancia, uno simplemente se vuelve una persona improductiva.
Cuando se abusa en el consumo de marihuana puede incurrirse en situaciones peligrosas tales como manejar, puede haber problemas legales tales como detenciones por posesión de drogas, problemas familiares tales como discusiones con la esposa o familiares, por tenencia de la droga en la casa, o el consumo frente a los niños, etc. en este punto cabe aclarar que si a estos problemas le sumamos el consumo compulsivo ya tenemos que hablar de dependencia y no de abuso.
¿Qué pasa en la intoxicación por cannabis, es decir, que pasa al fumar marihuana?
Hay un cambio en el comportamiento, aparece al principio una sensación de bienestar, euforia con risas inapropiadas y sentimientos de grandiosidad, después viene la sedación, la letargia, fallas en la memoria a corto plazo, dificultad para la actividad mental compleja, deterioro en la capacidad de juicio, percepción distorsionada tanto sensorial como en la interpretación subjetiva del paso del tiempo, se percibe más lento. Puede aparecer ansiedad, irritación conjuntival, aumento del apetito, sequedad de boca y taquicardia.
En lo que respecta a alteraciones perceptivas, la persona sabe que las alucinaciones, ya sean auditivas, visuales o táctiles, son producidas por la droga y no representan la realidad externa, en cambio si el juicio está alterado ya estaríamos hablando de un trastorno psicótico inducido por sustancias. En este punto hay que estar alertas en el caso de los adolescentes para poder discriminar qué tipo de alucinaciones están experimentando, ya que es en esta etapa de la vida en la que el consumo de marihuana potencia la expresión de una esquizofrenia latente o incipiente.
Generalmente la marihuana se consume junto con otras sustancias, por ejemplo el alcohol y la cocaína. El problema en general con el uso crónico de la marihuana es que causa letargia física y mental y también produce anhedonía que es la incapacidad de sentir placer.
Cuando se fuma mucha cantidad pueden surgir efectos mentales adversos muy parecidos a los efectos de los alucinógenos, se puede sentir desde ansiedad moderada hasta crisis de angustia parecidas a los ataques de pánico. Uno puede tener ideación paranoide (se siente perseguido) o puede volverse algo suspicaz, es decir, sospechar de los demás respecto a sus verdaderas intenciones.
Los metabolitos de la marihuana pueden durar en el organismo hasta 7 o 10 días en personas que consumen ocasionalmente, por lo tanto el hecho de que aparezca en los exámenes de rutina no implica que se trate de una intoxicación, de dependencia o abuso, simplemente significa que hubo un consumo reciente.
Las alteraciones biológicas, son temporales y en relación con la cantidad) van desde una baja en las defensas naturales del cuerpo, la supresión de la secreción de testosterona y de hormona luteinizante hasta una actividad lenta y difusa en el EEG (electro encefalograma que mide la actividad eléctrica en el cerebro) y fallas en los movimientos oculares rápidos, o sea trastornos del sueño. El fumar marihuana es altamente irritante para la nasofaringe y la mucosa bronquial lo que puede derivar en tos crónica, el consumo de marihuana está asociado el aumento de peso, probablemente por comer en exceso (el atracón por bajón) y por la falta de ganas o interés en la actividad física. El consumo en grandes cantidades puede provocar faringitis, sinusitis, bronquitis con tos persistente y enfisema. La marihuana fumada incluso tiene mayores cantidades de carcinógenos conocidos que el tabaco.
Cocaína (Merca, merluza…)
Esta droga tiene un efecto euforizante genera dependencia relativamente rápido. La cocaína tiene una vida media corta, es decir, su efecto dura más o menos 50 minutos por lo tanto se necesitan dosis frecuentes para mantener el efecto, se sabe de los viajes frecuentes en un mismo día para conseguir más droga, cada vez que esta se termina o se siente que los efectos están disminuyendo. Podemos pensar que estamos frente a indicios de dependencia a la cocaína cuando surge una creciente dificultad para resistirse al consumo cuando tenemos la droga a mano.
Las personas con problemas con la cocaína suelen gastar mucha plata en poco tiempo para conseguir la droga, por lo general terminan teniendo problemas económicos, pueden terminar involucrándose en robos, prostitución o en negocios con la droga, pueden pedir anticipos en el trabajo, pedir prestado, vivir endeudados o al límite de sus posibilidades con el fin de comprar la droga. Pueden surgir problemas con las responsabilidades tanto laborales como familiares, descuido de los hijos.
En lo que respecta a complicaciones físicas y mentales, tenemos por un lado la ideación paranoide (ideas de persecución), comportamiento agresivo, ansiedad, depresión y pérdida de peso, en cuanto a los síntomas de abstinencia puede haber hipersomnia (muchas ganas de dormir, necesidad de descanso), aumento del apetito; lo que pasa con el aumento o disminución de peso es cuestión de debate, se sospecha que depende en gran medida de características de la personalidad del consumidor, en términos generales se podría decir que cuando el consumo se vuelve crónico la tendencia es hacia la pérdida de peso, y cuándo el consumo es ocasional la tendencia es hacia el aumento de peso. Por otro lado puede surgir un estado de ánimo cambiante con una inclinación al mal humor lo que termina por aumentar la ansiedad y las ganas de volver a consumir, aumenta la probabilidad de recaer en el consumo.
En cuanto al abuso, se da una paradoja, ya que la intensidad y frecuencia del uso de la droga son menores que en la dependencia, lo que pasa aquí es que hay un patrón de consumo de dosis altas en breve tiempo (horas o días) seguidos por períodos más largos (semanas o meses) en dónde el consumo es ocasional o directamente sin consumo y sin problemas de abstinencia. El conflicto con este tipo de consumo es que por lo general se da en ocasiones especiales (cumpleaños, días festivos, reuniones con amigos, incluso con familiares, etc.) o en los días de cobro en los que aparecen el descuido de las responsabilidades y los conflictos interpersonales.
¿Qué pasa cuando se consume cocaína?
Al principio se tiene la sensación de euforia, incremento de la sensación de vigor, uno se vuelve más sociable, hiperactivo, hay inquietud e hipervigilancia, sensibilidad interpersonal, charlatanería, ansiedad, tensión , estado de alerta, grandiosidad, comportamientos estereotipados y repetitivos, puede sentirse rabia o enojo, deterioramiento de la capacidad de juicio, estos efectos pueden cambiar con el consumo crónico, puede haber efectividad embotada, cansancio o tristeza y retraimiento social, hay un deterioro de la actividad laboral y social; hasta aquí vimos algunos de los cambios psicológicos y de comportamiento de las personas que consumen cocaína, veamos lo que pasa a nivel fisiológico (lo que le pasa al cuerpo): Estos cambios pueden variar en extremos, por ejemplo, puede aparecer taquicardia o bradicardia, dilatación pupilar, aumento o disminución de la tensión arterial, sudación o escalofríos, nauseas o vómitos, pérdida de peso demostrable, debilidad muscular, depresión respiratoria, agitación, dolor en el pecho o arritmias cardíacas, aumento de le temperatura corporal y muerte.
El grado de expresión de estos síntomas depende de la cantidad y calidad de la droga consumida, de las características de la persona que consume (tolerancia, cronicidad del consumo, contexto en el que se consume, grado de absorción de la droga) sin embargo lo que comúnmente pasa es que los efectos son la euforia, el aumento del pulso y la tensión arterial, y de la actividad motora. Hay que tener en cuenta que cuando el consumo se vuelve crónico y las dosis son altas los efectos de la droga son depresores tales como la tristeza, bradicardia (ritmo cardíaco lento), descenso de la tensión arterial (presión baja) y disminución de la actividad motora, en casos de larga dependencia, la persona siente la necesidad de consumir la droga simplemente para irse a dormir.
En cuando a la abstinencia, aparece el síndrome poco después de haber consumido cocaína en forma abundante y prolongada, se caracteriza por un estado de ánimo disfórico (sensación de malestar, malhumor), fatiga, sueños vívidos y desagradables, puede haber insomnio o una gran necesidad de dormir, aumento del apetito y retraso o agitación psicomotor que se expresa en la necesidad de quedarse o muy quieto o se tiene una sensación horrible de inquietud.
Por otro lado en ocasiones aparece algo que se llama anhedonía que es la incapacidad para sentir placer, ¿cómo vemos esto? En la pérdida de interés en comidas o dulces, o en actividades recreativas, inclusive el sexo, pérdida de interés en cosas que antes le gustaban o le parecían agradables.
Si hablamos de abstinencia hablamos básicamente de un deseo irresistible de cocaína, todo esto deriva en un malestar significativo, un deterioro laboral, familiar y social.
Alcohol
Antes que nada debo aclarar que el alcohol es un depresor del sistema nervioso central, por lo general en un principio produce un efecto euforizante, uno se siente bien, desinhibido; esto es así porque el alcohol afecta primero las áreas cerebrales que controlan ,o mejor dicho, que monitorean nuestra conducta, hay regiones en el cerebro que se especializan en monitorear los conflictos entre nuestra conducta y los potenciales problemas o peligros a los que nos pueden llevar determinadas acciones, generalmente cuando no son aceptadas socialmente, estas regiones cerebrales son muy susceptibles al efecto del alcohol y son las primeras en ser comprometidas y es por eso la primera sensación es la de euforia, coraje, etc. pero si progresa el consumo y el efecto se extiende en el tiempo otras áreas cerebrales se comprometen y aparecen los cambios significativos desde el punto de vista psicológico que derivan en conductas desadaptativas, puede aparecer un comportamiento agresivo, uno se vuelve emocionalmente inestable, hay un deterioro en la capacidad de juicio, nuestro pensamiento se vuelve desordenado, aparece el lenguaje farbullante, la falta de coordinación, problemas para controlar el movimiento voluntario de los ojos, marcha inestable, deterioro de la memoria y de la atención, alteraciones de la conciencia hasta el coma.
Con esta sustancia podemos desarrollar dos trastornos, la dependencia y el abuso de alcohol. La dependencia implica que la persona desarrolló tolerancia y puede sufrir la abstinencia algunas horas después de haber consumido en forma prolongada, ya que los síntomas de la abstinencia son muy desagradables e intensos las personas siguen tomando a pesar de las consecuencias negativas o adversas para aliviar estos síntomas, hay que aclarar que la abstinencia se da cuando el consumo se vuelve crónico. ¿Cuáles son estos síntomas de abstinencia?: sudoración, pulsaciones arriba de 100 por minuto, temblor en las manos, insomnio, náuseas, vómitos, alucinaciones visuales, táctiles o auditivas transitorias, agitación, ansiedad; se trata de un malestar físico casi insoportable que lleva a un deterioro en todas las otras áreas de la vida de la persona, las cosas empiezan a ir mal en el trabajo, en la casa y en lo social.
El consumo excesivo de alcohol trae aparejado otros problemas, que voy a detallar a continuación: la dependencia del alcohol se acompaña frecuentemente de síntomas de depresión, ansiedad e insomnio. Cuando los niveles de alcohol son altos y se alcanzan estos niveles muy rápidamente pueden provocar amnesia (pérdida de memoria) para lo que sea que haya pasado durante la intoxicación, son los llamados apagones o blackouts en los cuales uno no recuerda nada de lo acontecido durante la intoxicación etílica.
Los trastornos relacionados con el alcohol tienen que ver con un aumento de la violencia, aumento del riesgo de accidentes y suicidio. En cuanto a la violencia no todos lo que toman van a cometer actos violentos pero es más probable que personas antisociales terminen en conductas violentas o actos criminales, se ha comprobado que un gran porcentaje de asesinatos se da cuando el atacante o la víctima estaban alcoholizados. Por otro lado, debido a la desinhibición que produce el alcohol y los sentimientos de tristeza e irritabilidad los intentos de suicidio son más probables y es más posible que se llegue al suicidio consumado. Los problemas con el alcohol parecen contribuir casi inevitablemente al absentismo laboral, accidentes laborales y a la disminución de la productividad.
En cuanto al abuso de alcohol vemos que puede haber un deterioro en el rendimiento escolar o laboral por los efectos de la intoxicación, ya vemos los problemas legales que puede acarrear manejar alcoholizado; pueden darse discusiones violentas con la pareja mientras se está intoxicado, puede haber abuso de los niños y problemas con los vecinos, problemas sociales, etc.
Anfetaminas
Las anfetaminas pertenecen a la rama de los estimulantes, también son estimulantes los anorexígenos, es decir, las pastillas para adelgazar aunque no son anfetaminas en sí mismas pero tienen una acción similar a estas. Dentro de las anfetaminas encontramos drogas como el crack, ice y el Speedy entre otras. Por otro lado está el metilfenidato que se usa para el déficit de atención. Como vemos ciertos estimulantes pueden obtenerse de manera legal. Por supuesto las anfetaminas pueden provocar dependencia, dado que el efecto de las anfetaminas perdura algo más en el tiempo que la cocaína, se toman con menos frecuencia, la dependencia puede generar un comportamiento agresivo o violento, puede aparecer una ansiedad intensa, temporalmente; ideación paranoide y episodios tipo psicóticos. A veces, se produce lo que se dio en llamar sensibilización, esto significa que después del uso repetido de la droga, una pequeña dosis puede producir el cuadro completo con efectos mentales y neurológicos adversos.
Quizá resulte útil saber qué pasa durante el cuadro de intoxicación por anfetaminas: al principio hay una sensación de bienestar a la que sigue la euforia, la sensación de tener más fuerza, aparece la tendencia al contacto social, hiperactividad, inquietud, hipervigilancia, sensibilidad interpersonal, locuacidad, ansiedad, tensión, grandiosidad, enojo, violencia y deterioro del juicio (no pensamos con claridad). Si la intoxicación es crónica, puede haber embotamiento afectivo junto con fatiga o tristeza y retraimiento social. En cuanto a los síntomas físicos nos encontraremos con taquicardia o bradicardia, dilatación de las pupilas, altibajos en la tensión arterial, escalofríos, sudación, nauseas, vómitos, pérdida de peso, agitación o retraso psicomotor, debilidad muscular, depresión respiratoria, dolores en el pecho, arritmias, confusión, trastornos motores.
¿Qué pasa con la abstinencia de anfetaminas, es decir, qué pasa cuando disminuye el nivel de droga en sangre después de un consumo alto y prolongado?: Humor disfórico, sentimientos contradictorios intensos, cansancio extremo, sueños desagradables, trastornos del sueño que van de la hipersomnia al insomnio, apetito incrementado y retraso o agitación psicomotores, estos síntomas generan un malestar casi insoportable que deriva en la idea de que lo único que puede calmar la situación es volver a consumir. Después de un consumo alto generalmente aparecen síntomas de depresión, se necesitan varios días de descanso y recuperación, los síntomas depresivos pueden durar varios días y pueden surgir ideas suicidas.
Así como se produce la dependencia a las anfetaminas, viene asociado el consumo de alcohol o sedantes para calmar los efectos desagradables (tembleque) que producen las anfetaminas con el riesgo de volverse dependientes también de los ansiolíticos y del alcohol.
Después de un episodio de alto consumo puede aparecer la sensación de desfallecimiento o decaimiento, depresión, hasta ideas suicidas, ante esto generalmente se requiere varios días de descanso y recuperación, así se puede explicar cómo empiezan los problemas laborales y familiares en personas con consumo crónico o frecuente.
Licencias laborales
Las licencias laborales y/o Justificación de ausencias por causas psicológicas son un recurso realmente útil en el cual la intervención del psicólogo debe tender a la promoción, recuperación, rehabilitación de la salud y a la prevención de sus alteraciones.
Para otorgar una licencia el enfoque debe estar puesto en el beneficio del paciente y en una mirada superadora del conflicto.
¿Cómo se obtiene una licencia laboral y/o justificación por ausencias laborales?
Por medio de una evaluación psicológica que certifica que hay una relación directa entre la situación laboral y el padecimiento psicológico. También se certifica el tiempo estimado del padecimiento en esta relación según el cuadro clínico evaluado.
Hay que destacar que no es un mero trámite administrativo sino una intervención profesional en el cual la valoración clínica permitirá el otorgamiento de una solicitud de licencia laboral.
Dado que quién solicita una licencia y/o justificación por ausencia de este tipo por lo general trae una carga importante de angustia, y una sensación de necesidad y urgencia, el proceso de evaluación tiene prioridad para estos casos.
Otra característica de las licencias laborales es que no es necesaria la descripción de causas psicológicas por lo que tampoco es necesaria la constancia de síntomas y/o motivos de consulta, salvo pedido expreso del paciente.
Los motivos para solicitar licencias laborales y/o justificación de ausencias son variados pero los principales son por crisis de angustia, por estrés laboral, depresión, por maternidad, conflictos personales, por secuelas psicológicas en caso de agravio, accidente, abuso y acoso laboral (mobbing).
Trastorno límite de la personalidad
Las palabras que comúnmente se escuchan asociadas a esta patología son “demandante”, “dependiente”, “depresivo”, “inseguro” y otras veces “agresivo”, “omnipotente”, “desafiante”, “desconfiado”, “irascible”.
Un sentimiento crónico de vacío sobrevuela el estado de ánimo general, también un sentimiento de desvalidez y falta de autenticidad que por momentos se vuelve insoportable.
Se hace muy difícil reconocer que uno mismo es parte del problema. Las tareas cotidianas, ya sea en el trabajo, estudio o en general se realizan sin entusiasmo, no está la energía necesaria, nada parece ser muy interesante o estimulante, la rutina es un refugio provisorio pero muy frágil; todo esto nos pone muy vulnerables al uso y abuso de sustancias.
La sensación de confusión es algo recurrente y como subproducto la agresividad viene a ser un intento por poner las cosas en orden, así el humor se manifiesta como una oscilación entre el equilibrio y la irritabilidad, equilibrio siempre en peligro, porque el factor emocional también depende mucho de la autoestima y aquí vemos hay muchas dificultades para regular la valoración que tenemos de nosotros mismos.
Es probable que cualquier crítica o desaprobación nos moleste tanto que nos arruina el día o la semana, la búsqueda de reconocimiento se vuelve una quimera y muy pronto nos damos por vencidos y terminamos odiando al mundo y a casi todos.
Los vínculos sociales pueden ser complicados, intensos y tormentosos en tanto la paciencia es algo que brilla por su ausencia, muchas veces la sensación de querer explotar, de mandar todo al diablo y tirar todo por la borda es la que prevalece; se hace difícil controlar algunos impulsos que aparecen como irresistibles y que producen sentimientos contradictorios y alternantes.
Este tipo de patologías se incluye entre los factores de riesgo para las adicciones, pero si hay una frase que engloba esta temática sería de la de ser “adictos al caos”
La idea de quedarse solo aunque sea por poco tiempo es algo inquietante, el miedo a ser invadidos por la angustia produce cierta inestabilidad que levanta la barrera para cometer actos impulsivos muy a menudo sin tener mucha idea de las consecuencias de los mismos.
Obviamente, en la descripción de las vicisitudes por las que pasa alguien con este tipo de patologías se corre el riesgo de parecer exagerados pero si hay algo o alguna de estas características que te resulta familiar, no lo dudes, es hora de venir a verme.
Bipolar
Antes que nada, es importante saber que el trastorno bipolar es una patología esencialmente psiquiátrica, requiere medicación y el rol del psicólogo en estos casos está más relacionado con la psicoeducación tanto para el paciente como para el entorno familiar del mismo. La psicoeducación es en función mejorar la calidad de vida y las capacidades funcionales. Por lo general el trastorno bipolar suele ser sub-diagnosticado o directamente mal diagnosticado, esto sucede porque casi siempre el motivo de consulta está impulsado por problemas, en la vida del paciente, secundarios a esta patología; debido a esto puede pasar mucho tiempo hasta que finalmente se llega a un diagnóstico correcto.
En pocas palabras el trastorno bipolar se puede definir como un trastorno afectivo de tipo endógeno, caracterizado por ser una enfermedad fásica con ciclos de excitación-depresión, posibles períodos de eutimia (equilibro emocional). Existe posibilidad de modular afectivamente.
Ahora bien, estas son algunas de las características, sólo algunas, de personas que padecen este trastorno, pero además del aspecto semiológico resulta de utilidad señalar diferentes tipos de infortunio en los que podes verte envuelto si sos bipolar o estás dentro de lo que últimamente se ha dado en llamar espectro bipolar.
En la etapa depresiva:
Hay diferentes controversias respecto a la naturaleza de la depresión cuando hablamos del trastorno bipolar, en términos generales la etapa depresiva de este trastorno no es muy diferente de la depresión unipolar. Debemos tener en cuenta que el trastorno bipolar es una enfermedad cíclica en la que, por lo general, la etapa depresiva ocupa la mayor parte del tiempo en la cual cada tanto hay un viraje hacia la manía o la hipomanía, momentos en los que las personas se sienten mejor, que tienen más energía y ganas de hacer muchas de las cosas que detallo en el apartado de la etapa maníaca; pero insisto en mencionar que el estado depresivo prevalece la mayor parte del tiempo. La única forma confiable de saber si estamos ante una depresión bipolar o una depresión simple por así decirlo está sustentada en los datos de la clínica, la evolución y la historia familiar y obviamente en la respuesta al tratamiento. A riesgo de ponerme demasiado técnico quedémonos con la idea de que la depresión común no se diferencia mucho de la depresión bipolar, aunque hay siempre algo que produce ruido en la depresión bipolar, como por ejemplo el temperamento ciclotímico, hay una desregulación ciclotímica subyacente, hay signos de irritabilidad y otros signos que pueden llevarnos a confusión y pensar que estamos ante una depresión atípica pero estas ya son cuestiones diagnósticas que atañen más a los profesionales de la salud mental aunque se pueden compartir con la población general para una mayor oportunidad a la hora de dar con la tecla para un diagnóstico adecuado.
En la etapa maníaca:
Hay que estar alertas ante un incremento de la alegría, del gregarismo, la búsqueda de contacto social, aumento de la conducta en general, del deseo sexual. Puede observarse un optimismo excesivo y una confianza que no parecen genuinos. Puede manifestarse un nivel de euforia desbordante, sensación de fuerza y poderío, también puede haber conductas descuidadas, desinhibición y sobre-ocupación en nuevos proyectos.
El humor puede tornarse lábil y hostil con depresión, aparece la distractibilidad (cuesta sostener la atención en algo puntual).
El abuso de alcohol y de sustancias es algo recurrente.
Trastornos poco frecuentes
Información en proceso de resolución.
Problemas de pareja
Información en proceso de resolución.
Impulsividad
Información en proceso de resolución.
Desordenes de la Personalidad
Para entender mejor estos desordenes es útil dar una definición , de las muchas que hay, de personalidad, digamos que la personalidad es la forma más completa de integración psíquica, depende de todo lo innato y mucho de lo adquirido, esto último quiere decir que hay que tener en cuenta la influencia del factor social en la estructuración de la personalidad. Esta organización dinámica que moldea a cada individuo es la que le permite determinar ajustes particulares con su entorno y consigo mismo.
Las diferentes dimensiones de la personalidad tienen un fuerte componente biológico, con esto decimos que hay muchos aspectos de la personalidad que están mediados por variaciones en la fisiología de los neurotransmisores, por ejemplo, hay aspectos del temperamento tales como los estilos cognitivos y perceptuales, la regulación del afecto, del alerta y de la regulación de los impulsos que parecen estar biológicamente mediados.
¡Ojo!, aquí no queremos biologizar la conducta, de lo que se trata de es poder discriminar las patologías biológicas de las interpersonales, decimos que por un lado hay una vulnerabilidad biológica y por otro una patología caracteriológica que implica lo relacional, o mejor dicho lo interrelacional.
Como se verá, en este apartado me interesa rescatar una aproximación neurobiológica a los desórdenes de la personalidad, la finalidad es la de explicar porqué el acercamiento ideal está dado por el uso de medicación para tratar los síntomas, obviamente acompañado de una psicoterapia para abordar los aspectos psicosociales y los conflictos.
Los desordenes de la personalidad se expresan a través de síntomas afectivos, cognitivos y conductuales, por ejemplo, en personas con trastorno límite de la personalidad el rasgo predominante es la baja autoestima, y sabemos que la baja autoestima se aprende en las experiencias traumáticas de la niñez. Ahora también se sabe que los sistemas biológicos de respuesta, mediados por neurotransmisores, pueden estar alterados o reorganizados como una adaptación a estas experiencias traumáticas de la niñez.
Mucho de lo que somos hoy, la manera en que pensamos, sentimos y nos comportamos está en gran parte determinado, fuertemente influenciado por cambios neurofisiológicos a lo largo de nuestro desarrollo. Estos cambios pueden contribuir a nuestra fortaleza, pero también a la nuestra vulnerabilidad por medio de modelos de respuesta afectiva (Ej. La forma en que reaccionamos ante la agresión), la forma en que percibimos el mundo y procesamos la información, la impulsividad y la inhibición.
¿Cómo darnos cuenta de que podemos estar ante un desorden de la personalidad?
En primer lugar, debo aclarar que hay diferentes tipos de personalidad, y por lo tanto hay también diferentes tipos de desórdenes con múltiples manifestaciones sintomáticas pero hay ciertas dimensiones a tener en cuenta para orientarnos en el reconocimiento de estos desordenes.
Una de las dimensiones se da a nivel de los problemas cognitivos:
La organización cognitiva nos permite percibir información relevante del medio, organizarla y formular estrategias para adaptarse, interactuar con ese medio. Si partimos de esta base entendemos que los problemas que pueden surgir aquí están relacionados con una interpretación pobre o al menos distorsionada de la realidad (distorsión perceptual), pueden aparecer ilusiones, ideación paranoide, pensamiento mágico, sucesos de desrealización y despersonalización, episodios micropsicóticos, aislamiento, abandono y extravagancias; en definitiva vemos que está en peligro el normal vínculo con la realidad. Esto nos puede sonar a psicosis pero no es así, sólo podemos hablar en esta dimensión de síntomas tipo-psicóticos.
La dimensión de la impulsividad:
Entendida esta como la presencia de un umbral bajo para la acción motora en respuesta a estímulos del medio, la respuesta suele ser agresiva, en ocasiones como reacción extrema a situaciones normales para otros. Son comunes las amenazas suicidas, conductas suicidas, destrucción de la propiedad, vandalismo, agresión impulsiva, conductas de embriaguez (droga, alcohol, sexo, alimento), de lo que hablamos en este apartado es de actuar sin reflexionar, de conductas agresivas, de irritabilidad, conductas de autodaño y promiscuidad. Todo esto se traduce en inestabilidad de las relaciones sociales, en impulsos que surgen con cierto dramatismo, especialmente ante situaciones de pérdida, crisis de angustia o frustración.
La inestabilidad afectiva:
Esta directamente asociada a la impulsividad, hay cambios rápidos en el los estados de ánimo que oscilan entra la ira y la frustración; una alta sensibilidad al rechazo, una carga de angustia inapropiada, ansiedad social, aburrimiento, sentimientos de vacío y soledad, pesimismo y baja autoestima. Depresión.
La dimensión de la ansiedad:
En este apartado conviene referirse a la ansiedad como a una alta disposición a anticipar un castigo, uno teme por las consecuencias de su conducta al punto de inhibir gran parte de su forma se ser porque tiene una sobrestimación de las consecuencias aversivas de su conducta. El temor promueve la evitación de situaciones competitivas, o en las que debe ser asertivo y mantenerse firma en su postura. Y, como venimos diciendo, una fuente importante de ansiedad se da ante la percepción de rechazo o ante situaciones de soledad o abandono. Aquí la ansiedad es muy probable que lleve a la inhibición dado que se perciben como muy estresantes las relaciones interpersonales.
Lo expuesto arriba representa tan solo un ejemplo de cómo pueden verse afectadas las diferentes dimensiones de la personalidad. La presentación de los síntomas varía en los diferentes tipos de personalidad y en diferentes combinaciones, sin embargo siempre es útil tomar en cuenta estos aspectos, a grandes rasgos, lo cognitivo y lo emocional.
A modo de reflexión, si leen entre líneas, podría inferirse que la química de nuestro cerebro modula, en parte, nuestra conducta dentro de un espectro que va de la impulsividad, la excitabilidad, el mal carácter hasta la timidez, la inhibición, retraimiento, temor. El equilibrio es posible, siempre y cuando sepamos que no hay salidas rápidas ni soluciones mágicas; el sólo uso de psicofármacos no garantiza resultados, necesariamente debe complementarse con una psicoterapia acorde.